Stella Maris
Otorrinolaringóloga, especialista en Alergia e Inmunopatología. Experta en Olfatologia. Expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires.
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Hay personas que nacen sin olfato. Se conoce como anosmia. Otras tienen pérdidas puntuales o bien hay determinados olores que no perciben.
Generalmente, por encima de los 50-60 años la mitad de la población tiene un deterioro importante, y por encima de los 80 años, un 80%.
Sobre el olfato
El olfato está en unas terminaciones nerviosas de la cavidad nasal que se comunican directamente con el cerebro.
Son pequeñas fibras nerviosas que conectan directamente con una parte muy antigua de nuestro cerebro.
Se trata de uno de los sentidos más viejos
Eso sí, en el ser humano no es precisamente el más desarrollado, pero no por eso deja de tener su importancia
¿Qué es la anosmia?
La anosmia es la pérdida del sentido del olfato.
Puede ser un problema por sí solo o un síntoma de otro problema de salud.
Puede durar un tiempo corto, como cuando tienes la nariz congestionada por un resfriado, o puede ser permanente.
Algunas personas experimentan una reducción en el sentido del olfato. Esto se llama hiposmia.
Estas personas pueden oler algunos aromas, pero no otros. O los aromas podrían oler diferente que antes.
¿Cómo nos afecta perder el olfato?
La pérdida del olfato es más frecuente de lo que se piensa y sus causas pueden ser muchas.
La ausencia de este sentido, además afecta otros aspectos de la vida porque es esencial para el reconocimiento y la interacción con nuestro entorno.
Entre otras cosas, nos avisa de situaciones peligrosas, como un incendio o un escape de gas, y nos da información y sensaciones sobre los objetos que nos rodean.
El impacto de este trastorno se extiende, incluso, al área sexual.
La incapacidad para oler el cuerpo del otro puede traer broncas en las relaciones sexuales
¿Cuáles son sus causas?
La anosmia puede ser causada por:
Resfriados o sinusitis.
Alergias estacionales.
Fumar cigarrillos.
Algunos medicamentos.
Lesión en la cabeza.
Algunos problemas cerebrales, como un ataque cerebral, enfermedad de Alzheimer o un tumor.
¿Cómo afecta al sentido del gusto?
Ambos sentidos van de la mano.
La masticación y la deglución de un alimento impulsan su atmósfera aérea desde la boca hasta el techo de las fosas nasales
De esta forma, se da la estimulación olfativa simultánea a la masticación y la deglución
Esto reune sensaciones gustativas y olorosas que se acaban integrando, de tal manera que son indistinguibles en la valoración que nosotros hacemos
La pérdida del olfato puede ser un aviso de otros trastornos
La pérdida de olfato también puede ser un aviso de patologías más serias.
Diabetes: Puede provocar problemas olfativos. Se sabe que tiene relación con una inflamación de las glándulas salivales que causa también pérdida del gusto, un sentido “conectado” con el del olfato.
Patologías neurodegenerativas: A pesar de que es difícil demostrar de una forma objetiva la pérdida de este sentido, algunos enfermos de alzhéimer, párkinson y esclerosis múltiple, lo «pierden» varios años antes de que lleguen los síntomas típicos de estas enfermedades.
Tumores: Puede alertarnos de un tumor en la nariz o en el cerebro que esté obstruyendo el nervio olfativo.
Otras afecciones: La obesidad, la hipertensión, el hipotiroidismo y los problemas dentales también pueden provocar este síntoma. Incluso la hepatitis y la sífilis.
¿Se puede recuperar?
Depende del origen del trastorno.
Primero es necesario determinar la causa por la que se ha perdido.
Para ello se examinan la nariz, las mucosas nasales y la garganta.
Además, se realizan pruebas para descartar una alergia y, si es necesario, se examina a través de una radiografía.
A veces, la pérdida es simplemente por un medicamento, y entonces se ajusta su dosis o se cambia por otro.
En otras ocasiones se puede corregir mediante una intervención quirúrgica; por ejemplo, en caso de padecer pólipos que obstruyan las fosas nasales.
Y a menudo, si el trastorno no ha sido muy grave, las neuronas olfativas se regeneran por sí mismas
Hábitos que pueden afectar nuestro olfato
1. Comida grasosa. De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad Estatal de Florida, en Estados Unidos, una dieta alta en grasas daña el olfato, debido a que aumenta la inflamación de la mucosa olfativa y disminuyen las neuronas sensoriales olfativas.
2. Medicamentos. Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos detallan que algunos fármacos cambian o reducen la capacidad para detectar olores.
3. Exposición a solventes. Los especialistas de Mayo Clinic aseguran que el uso constante de insecticidas o disolventes afectan el sentido del olfato.
4. Radioterapia. Este tratamiento para combatir el cáncer afecta el sentido del olfato, debido a la exposición constante a los rayos x.
5. Uso de drogas. La exposición a la cocaína y el crack daña el sentido del olfato y la nariz.
