Dr. Carlos Alberto Vidal Ruiz
Especialista en ortopedia y traumatología, egresado del Instituto Nacional de Rehabilitación y con alta especialidad en ortopedia pediátrica por el Shriners Hospital for Children.
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Sobre la rodilla
Es la articulación más grande y compleja del cuerpo humano.
Conecta el muslo con la pierna.
Soporta el peso de nuestro cuerpo y permite mantener el equilibrio, o sea, nos da estabilidad y, a la vez, nos permite caminar, correr, subir o bajar escaleras, sentarnos y orientar el pie sobre superficies irregulares.
Básicamente, es FUNDAMENTAL para el desplazamiento.
Sus principales movimientos son flexión y extensión. Y también rotación, hacia el interior y hacia el exterior.
¿Cómo funciona la rodilla?
A grandes rasgos, funciona de modo parecido a una bisagra (más compleja porque tiene cierta rotación) que une dos huesos, el fémur (hueso del muslo) y la tibia (hueso de la pierna).
Los extremos de los huesos están recubiertos de cartílago, que funciona como amortiguador y evita el rozamiento entre los mismos.
¿De qué está formada la rodilla?
La parte ósea la forman el fémur (hueso del muslo), la tibia (hueso de la espinilla) y la rótula (rótula). Los músculos impulsan el movimiento de la rodilla y la pierna. Y los tendones sujetan los músculos a los huesos.
La rodilla está cubierta por una membrana sinovial que produce un líquido que la lubrica y nutre el interior de la articulación.
El cartílago articular es la superficie lisa que está en el extremo del fémur y la tibia. Cuando ésta se daña, se produce la artritis.
Los ligamentos son tejidos blandos que le dan estabilidad a la rodilla y ayudan a controlar el movimiento uniendo los huesos de la rodilla.
¿Por qué se lesiona tanto?
Por la gran cantidad de fuerzas y presiones que tiene que administrar.
La rodilla no tiene una gran estabilidad por sí misma, sino que depende de los ligamentos y de la musculatura más profunda.
¿Quiénes tienen más riesgos de tener broncas de rodillas?
Sobrepeso. Porque aumenta la exigencia sobre las articulaciones de las rodillas, incluso durante actividades comunes, como caminar o subir y bajar escaleras. Además, aumenta el riesgo de osteoartritis, porque acelera la ruptura del cartílago articular.
Falta de flexibilidad o fuerza muscular. Porque los músculos fuertes ayudan a estabilizar y proteger las articulaciones y la flexibilidad muscular puede ayudar a lograr una amplitud completa de movimiento.
Ciertos deportes o actividades. Deportes como: el esquí alpino, con las botas de esquí rígidas y las potenciales caídas, los saltos y giros del básquetbol y el impacto repetido que absorben las rodillas cuando corres o trotas aumentan el riesgo de lesiones en las rodillas.
Lesión previa. Haber tenido una lesión de rodilla anteriormente hace que sea más probable que te vuelvas a lesionar la rodilla.
Eso que haces jode tus rodillas
Niños:
Hincarse (inflaman el cartílago de crecimiento de la rótula).
Exceso de actividad deportiva (inflaman los cartílagos de crecimiento de la rótula y la tibia).
Adultos:
Actividad deportiva de impacto.
Mantenerse hincado.
Tacones altos.
Correr, subir y bajar escaleras.
Fumar.
Mal control de diabetes mellitus.
Señales que algo no anda bien con la rodilla
Te resulta imposible soportar el peso en la rodilla.
Hay hinchazón exagerada en la zona.
Tienes dolor intenso al extender o doblar la rodilla.
Hay deformidad.
Aparición de fiebre, así como dolor.
Sensación de que la rodilla se sale de su sitio.
¿Cómo se diagnostican las broncas de rodillas?
Si cumples con algunas de las señales de alerta, tu médico hará una exploración.
El diagnostico se complementa con algún tipo de prueba como: Radiografías, exploración por tomografía computarizada, ecografía o imágenes por resonancia magnética.
Principales lesiones
Una lesión en la rodilla puede afectar a cualquiera de los ligamentos, tendones o sacos llenos de líquido (bolsas sinoviales) que rodean la articulación de la rodilla. Éstas son las más frecuentes:
Lesión del ligamento cruzado anterior. Es el desgarro de ese ligamento, que es uno de los cuatro ligamentos que conectan la tibia con el fémur. La lesión del ligamento cruzado anterior es particularmente frecuente en las personas que juegan al básquetbol, al fútbol o a otros deportes que requieren cambios repentinos de dirección.
Fracturas. Los huesos de la rodilla, incluso la rótula (patela) se pueden fracturar durante una caída o un accidente de coche. Además, las personas cuyos huesos se han debilitado por la osteoporosis pueden, a veces, sufrir una fractura de rodilla simplemente por pisar mal.
Desgarro de menisco. El menisco es un cartílago gomoso y duro que actúa como amortiguador entre la tibia y el fémur. Si giras la rodilla en forma repentina mientras cargas peso sobre ella, puedes desgarrarte el menisco.
Bursitis de la rodilla. Algunas lesiones de rodilla producen inflamación en las bolsas sinoviales, que son los pequeños sacos de líquido que amortiguan la parte exterior de la articulación de la rodilla y permiten que los tendones y los ligamentos se deslicen suavemente sobre la articulación.
Tendinitis rotuliana. La tendinitis produce irritación e inflamación en uno o más tendones, que son los tejidos densos y fibrosos que unen los músculos a los huesos. Esta inflamación puede ocurrir cuando hay una lesión en el tendón rotuliano, que se extiende desde la rótula (patela) hasta la tibia y te permite patear, correr y saltar.
Tratamiento
Medicamentos y Terapia.
Las plantillas ortopédicas.
Inyecciones en la articulación.
Cirugía artroscópica, de reemplazo parcial de rodilla o reemplazo total de rodilla.
Osteotomía. Extraer hueso del fémur o de la tibia para una mejor alineación de la rodilla.
