Adriana Esteva
Especialista en Nutrición Emocional, autora de “Cuando la comida calla mis sentimientos” y “En la comida como en la vida” y facilitadora de taller “Comiéndome mis emociones”
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Podcast Se vale repetir postre
Cada uno de nosotros nos hemos contado una historia acerca de nuestro cuerpo, basada en:
Lo que creemos que debería ser
Lo que nos ha hecho sentir
Lo que los otros nos han reflejado acerca de él
Cómo se ve
Cuánto pesa
Qué edad tiene
Lo que puede hacer
Lo que no puede hacer
Cuánto se ha enfermado
Y bajo estos parámetros nos encontramos con historias que nos hablan de frustración, dolor, insuficiencia, maltrato, odio y muy frecuentemente de no sentir que tenemos cuerpos adecuados y que reaccionan de manera equivocada a las circunstancias como por ejemplo:
Tendría que aguantar más horas haciendo ejercicio
Tendría que tener más elasticidad
Tendría que ser más…….flaca, alto, fuerte, atlético, afilado, rápido…
Tendría que ser menos….. frágil, lenta, grandota, torpe, moreno, narigón, nalgona….
Y seguramente cada uno tenemos muchísimo que contar desde este lugar. Pero… ¿Te has preguntado qué historia cuenta tu cuerpo de ti?
Nuestro cuerpo es la expresión de nosotros mismos, su forma física tiene que ver tanto con una estructura llamada Estructura corporal biológica y nuestra estructura corporal adaptativa (Del libro “Proceso corporal” de James Kepner).
La estructura corporal genética: es la base genética común, formada a través del crecimiento y maduración biológicos.
La estructura corporal adaptativa: se forma a través de nuestra adaptación a nuestra biografía y experiencia como personas. Estas adaptaciones son muchas y variadas y su efecto acumulativo afecta profundamente a nuestro ser físico en el mundo. Se caracteriza por posturas, posiciones y tensiones.
Por así decirlo, es una co-creación entre nuestros propios impulsos, reacciones, movimientos, necesidades y deseos y el entorno.
Podríamos decir que hay dos propósitos o intenciones básicas por las que nuestro cuerpo se ve en la necesidad de hacer ajustes:
Para adaptarse: Nosotros nos hemos ido co-creando a partir de lo que somos, sentimos y la respuesta del entorno a eso que somos y sentimos. Y muchas veces para mantenernos en el ambiente en el que nos tocó crecer, fuimos teniendo que hacer adaptaciones. Por ejemplo: Hay personas que aprendieron a sonreír para ser aceptadas y aun ahora, la sonrisa aparece ya de forma casi automática aunque estén sintiendo dolor o tristeza.
Para defenderse: Nuestro cuerpo tiene una gran inteligencia corporal, que es justamente la capacidad de encontrar formas de usar la anatomía para lograr objetivos de supervivencia como: huir, desaparecer, esconder, proteger, esquivar, cuidar, detener, etc. Por ejemplo: Si alguien era continuamente golpeado, es probable que aprenda a tener o una postura amenazante ampliando el tórax o por el contario una postura retraída y huidiza.
Hay tres formas en las que nuestro sistema reacciona al peligro:
Luchar
Huir
Congelarse
Solo de conocer estas tres formas, observa de qué te habla tu cuerpo en relación a ellas.
Date unos momentos y observa tu postura.
¿Está echada hacia adelante?
¿Hacia atrás? ¿Hacia un lado? ¿Es retadora? ¿Amenazante? ¿Cerrada? ¿Abierta?
¿Escondes las manos? ¿Cruzas los pies o las piernas? ¿Te sostienes el cuello? ¿Te dejas soltar en la silla?
Observa ahora las tensiones… ¿En qué parte de tu cuerpo se acumula más tensión?
El tema aquí es que estas formas de adaptación y defensa se fueron volviendo crónicas y rígidas, limitando tanto nuestro movimiento externo como interno, ya que la postura corporal confirma la postura mental y viceversa.
¿De qué más nos puede estar hablando nuestro cuerpo?
Movilidad: ¿Que te permite y que no te permite tu cuerpo en términos de movilidad? ¿Qué historia tienes acerca de esos movimientos que no te deja hacer tu cuerpo? Por ejemplo, quizás lo que sientes que no puedes hacer es caminar rápido o ser ágil para levantarte, o para alcanzar las cosas y la exploración será entonces hacia justo esos movimientos: ¿Qué no se te permitió alcanzar? ¿Alguien te detuvo cuando querías levantarte? ¿Te forzaban a moverte cuando tu quizás no querías hacerlo?
Ritmo: Cada uno tenemos ritmos que muy probablemente diferían del ritmo de nuestros padres, nuestros hermanos y posteriormente nuestros amigos, maestros, parejas, jefes, etc.
Y cuando ese ritmo no es respetado, nuestro cuerpo puede reaccionar de diferentes maneras:
Haciéndose pesado para que no lo muevan
No dejando de moverse para que no lo alcancen y/o no lo detengan
Confianza: Cuando confiamos en que el espacio en el que estamos es seguro, nos movemos libremente, lo contrario ocurre si el espacio es inestable, inseguro o peligroso.
Respeto a tu espacio o invasión de tu espacio: ¿Qué historia te cuenta tu cuerpo en relación al espacio? Cuento menos espacio encontramos para nosotros (para nuestra expresión, movimiento, ideas, libertad, etc,) más espacio buscaremos ocupar afuera ya sea con nuestras preocupaciones, reclamos o si…..con nuestro cuerpo.
Yo se que muchos hemos creído que debemos y podemos cambiar nuestro cuerpo y hemos luchado años por hacerlo, y toda lucha deja heridos, desconfianza, devastación y la sensación de que aunque “ganemos”, nos sentimos perdidos.
No podemos tener el cuerpo de alguien más porque no tenemos la vida de nadie más, mejor aprendamos a leer la historia del nuestro y trabajemos en comprenderlo mejor.