Esto es lo que le está haciendo tanta pastilla a al tubo digestivo, si es que lo toman como si fueran dulces.
¿A quién de ustedes le duele tantito el estómago y ya se andan tomando cualquier medicina, que si el omeprazol, pero el tums…? Diego Angulo nos va a contar cómo estos tratamientos pueden ser las causantes de sus más problemas en el estómago.
México y la automedicación
El uso excesivo de analgésicos comunes, como el Paracetamol y el Ibuprofeno, está detrás del 12% de los ingresos hospitalarios. Estos medicamentos, aunque efectivos para aliviar el dolor, pueden tener serias consecuencias en el sistema digestivo y otros órganos cuando se abusa de ellos.
Estudios han sugerido una asociación entre el uso prolongado de Omeprazol y un incremento en el riesgo de desarrollar enfermedad renal crónica. Se ha observado que el progreso de esta enfermedad puede aumentar hasta un 70% con el uso crónico del fármaco.
Un estudio del Congreso Europeo de Gastroenterología reveló que la mitad de los medicamentos de uso común, incluyendo protectores de estómago, antibióticos y laxantes, afectan significativamente la microbiota intestinal.
En México, la automedicación es una práctica común. 40% de las personas que se automedican lo hacen creyendo que se los recetaría su médico, y un 36% lo hace para tratar enfermedades leves.
Según la Secretaría de Salud, 40% de los adultos en México experimenta problemas gástricos, como la regurgitación, al menos una vez al mes. Muchos de estos pacientes consumen inhibidores de la bomba de protones (IBP) para aliviar los síntomas, lo que empeora trastornos digestivos.
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¿Qué pasa en el tubo digestivo si abusamos de tanta pastilla?
El uso prolongado de ciertos medicamentos puede tener diversas consecuencias en el tracto digestivo. Aquí algunos ejemplos más comunes:
Antiinflamatorios no esteroides
Los AINEs, como el ibuprofeno y el naproxeno, son ampliamente utilizados para aliviar el dolor y la inflamación. Sin embargo, su uso y abuso prolongado se asocia con varios efectos adversos gastrointestinales:
Lesiones de la mucosa gástrica: Estos medicamentos pueden dañar la mucosa del estómago, aumentando el riesgo de gastritis y úlceras pépticas.
Sangrado gastrointestinal: El daño a la mucosa puede llevar a hemorragias, que en casos severos pueden ser potencialmente mortales.
Perforación gástrica: En situaciones extremas, las úlceras pueden perforar la pared del estómago o el intestino, requiriendo intervención quirúrgica.
Alteraciones en la Microbiota Intestinal: El uso regular de AINEs puede causar disbiosis, un desequilibrio en la microbiota intestinal, lo que podría afectar negativamente a las enfermedades subyacentes de los pacientes.
Se estima que más del 40% de los consumidores de AINEs presentarán síntomas referidos al tracto gastrointestinal alto durante el tratamiento, siendo los más frecuentes la dispepsia, las náuseas y el dolor abdominal.
El uso excesivo de analgésicos comunes, como el paracetamol y el ibuprofeno, está detrás del 12% de los ingresos hospitalarios. Estos medicamentos, aunque son efectivos para aliviar el dolor, pueden tener serias consecuencias en el sistema digestivo y otros órganos cuando se abusa de ellos.
Agonistas del receptor GLP-1
Los agonistas del receptor de GLP-1, como la semaglutida (Ozempic) y la liraglutida, se utilizan en el tratamiento de la diabetes tipo 2 y, más recientemente, en la obesidad. Aunque ofrecen beneficios significativos, su uso puede conllevar efectos secundarios gastrointestinales:
Náuseas y vómitos: Aproximadamente el 30% de los pacientes experimentan náuseas, mientras que entre el 10% y el 20% reportan vómitos.
Diarrea y estreñimiento: Entre el 10% y el 20% de los usuarios tienen diarrea, y del 5% al 10% experimentan estreñimiento.
Gastroparesia: Se ha observado un riesgo aumentado de gastroparesia, una condición en la que el vaciado del estómago se ralentiza, causando síntomas como náuseas, vómitos y sensación de saciedad temprana. Estos efectos suelen ser más pronunciados al inicio del tratamiento y pueden disminuir con el tiempo.
Metformina
La metformina es un fármaco de primera línea en el tratamiento de la diabetes tipo 2. Aunque generalmente es bien tolerada, puede causar efectos gastrointestinales, especialmente al inicio del tratamiento o al aumentar la dosis:
Diarrea: Es uno de los efectos secundarios más comunes, afectando a un porcentaje significativo de pacientes.
Náuseas y vómitos: Algunos pacientes pueden experimentar estos síntomas, especialmente si la dosis se incrementa rápidamente.
Distensión abdominal y malestar: Sensación de hinchazón o malestar en el abdomen.
Estos síntomas suelen ser transitorios y pueden minimizarse iniciando el tratamiento con dosis bajas y aumentándolas gradualmente.
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Aspirina
La aspirina, especialmente en dosis bajas, se utiliza para la prevención de eventos cardiovasculares. Sin embargo, su uso prolongado puede tener efectos adversos en el tracto digestivo:
Irritación gástrica: Incluso en dosis bajas, la aspirina puede irritar la mucosa gástrica, causando dispepsia y malestar estomacal.
Úlceras y sangrado: El riesgo de úlceras pépticas y hemorragias gastrointestinales aumenta con el uso prolongado, especialmente en combinación con otros AINEs o en pacientes con antecedentes de úlceras.
Es importante evaluar el balance entre los beneficios cardiovasculares y los riesgos gastrointestinales al considerar la terapia con aspirina a largo plazo.
Laxantes
El uso crónico de laxantes puede llevar a varias complicaciones gastrointestinales:
Dependencia: El intestino puede volverse dependiente de los laxantes para evacuar, lo que dificulta la defecación sin su uso.
Daño a la mucosa intestinal: Algunos laxantes pueden dañar la mucosa, causando inflamación o incluso lesiones.
Alteraciones electrolíticas: El uso excesivo puede provocar desequilibrios en los electrolitos, como hipopotasemia, lo que puede tener consecuencias graves.
Melanosis coli: Una decoloración oscura de la mucosa del colon, generalmente asociada al uso prolongado de ciertos laxantes estimulantes.
Es esencial utilizar laxantes bajo supervisión médica y sólo cuando sea necesario, favoreciendo alternativas como cambios en la dieta y el estilo de vida para el manejo del estreñimiento.
Omeprazol
El omeprazol es un inhibidor de la bomba de protones (IBP) ampliamente utilizado para tratar afecciones como el reflujo gastroesofágico, úlceras gástricas y gastritis. Sin embargo, su uso prolongado o sin supervisión médica puede conllevar diversos efectos adversos en el sistema digestivo.
Deficiencia de nutrientes: La reducción de la acidez estomacal puede interferir en la absorción de nutrientes esenciales. Por ejemplo, la disminución del ácido gástrico afecta la absorción de magnesio, calcio y vitamina B12, lo que podría llevar a deficiencias nutricionales.
Gastritis Atrófica: El uso crónico de omeprazol se ha asociado con la aparición de gastritis atrófica, una condición que implica la inflamación y adelgazamiento del revestimiento del estómago. Esta afección puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer gástrico.
Pólipos Gástricos: Se ha observado que el uso prolongado de omeprazol puede estar relacionado con el desarrollo de pólipos en las glándulas fúndicas del estómago. Aunque generalmente son benignos, es importante monitorear su aparición.
Riesgo de Infecciones: La disminución de la acidez estomacal compromete la barrera antimicrobiana natural del estómago, aumentando la susceptibilidad a infecciones gastrointestinales. Esto incluye un mayor riesgo de infecciones por bacterias como Clostridioides difficile, que puede causar diarrea severa y colitis.
Enfermedad Renal Crónica: Estudios han sugerido una asociación entre el uso prolongado de omeprazol y un incremento en el riesgo de desarrollar enfermedad renal crónica. Se ha observado que el progreso de esta enfermedad puede aumentar hasta un 70% con el uso crónico del fármaco.
Deficiencia de Vitamina B12: La inhibición prolongada de la secreción ácida puede llevar a una deficiencia de vitamina B12, lo que podría resultar en anemia y síntomas neurológicos si no se trata adecuadamente.
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Tums
El consumo excesivo de Tums, cuyo componente activo es el carbonato de calcio, puede acarrear diversos efectos adversos para la salud. A continuación, se detallan las principales consecuencias de una ingesta elevada:
Hipercalcemia: La ingesta excesiva de Tums puede elevar los niveles de calcio en la sangre, condición conocida como hipercalcemia. Esta situación puede manifestarse con síntomas como náuseas, vómitos, pérdida de apetito, cambios de humor, dolores de cabeza, debilidad y mareos. En casos severos, la hipercalcemia puede provocar latidos cardíacos irregulares y otros problemas cardíacos.
Problemas gastrointestinales: El uso prolongado o en dosis altas de antiácidos puede irritar el tracto digestivo, causando náuseas, vómitos, malestar estomacal o pérdida de apetito. Además, es común experimentar estreñimiento debido al contenido de calcio en estos antiácidos. Por otro lado, los antiácidos que contienen magnesio pueden provocar diarrea.
Alcalosis: El carbonato de calcio neutraliza el ácido estomacal, y su absorción en el tracto digestivo puede llevar a una condición llamada alcalosis, donde el pH del cuerpo se vuelve más alcalino de lo normal. La alcalosis puede causar debilidad muscular y ritmos cardíacos irregulares.
Especialista: Diego Angulo. Médico Cirujano por la Universidad Anáhuac, Gastroenterólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México, subespecialidad en Endoscopía por la UNAM, Certificado por el Consejo Mexicano de Gastroenterología y el Consejo Mexicano de Endoscopía Gastrointestinal, Miembro de la The American Gastroenterological Association (AGA), la American Society of Gastrointestinal Endoscopy (ASGE).
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