Les vamos a platicar sobre el síndrome de inicio de año y cómo es que afecta al cerebro el cambio del año.
¿Han sentido que tienen más ansiedad por andar con los propósitos de año nuevo, el gasto de los regalos, los viajes y el fin de las vacaciones? Entonces puede que tengan un poco, o mucho, del síndrome de inicio de año.
Un informe elaborado por Nascia (centro especializado en el tratamiento de los síntomas de estrés y ansiedad) indica que los propósitos de año nuevo generan ansiedad en 4 de cada 10 personas.
De acuerdo con el mismo estudio, las consultas de casos relacionados con la ansiedad en aquellas personas que se plantean estos propósitos crecen un 20% los meses de Enero y Febrero. Al menos 4 millones de personas presentan depresión en la época navideña en México, según el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.
Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión invernal, también conocida como Trastorno Afectivo Estacional, afecta a entre 4 y 8% de la población general, en una proporción de cuatro mujeres por un hombre.
¿Cómo afecta el cambio de año a nuestro cerebro?
Algunas personas ven el final del año con preocupación y añoranza por los objetivos no alcanzados, y el 31 de diciembre es la materialización de esta ansiedad en relación con los resultados pasados y lo que cabe esperar del futuro.
Los seres humanos pensamos mucho en los ciclos. Es una forma común de funcionar del cerebro, el cual además tiene una fuerte influencia cultural. El cambio de año se ve como el final de uno de esos ciclos, el cierre de un conjunto de oportunidades.
Aunque realmente no se producen cambios biológicos o sociales de importancia, el fin de año es un gran hito que provoca reflexiones sobre lo que pasó, lo que dejó de pasar, las promesas cumplidas o no, las pérdidas y las ganancias. Nuestro cerebro hace un gran balance de lo vivido en los últimos 365 días, lo que nos puede producir felicidad o tristeza en función de lo sucedido, o de lo percibido de lo sucedido.
¿Qué es el síndrome de inicio de año?
El «síndrome de fin de año» no es un término médico reconocido ni una condición clínica formal. Según Saulo Velasco, psicólogo y profesor de School of Life, el síndrome de fin de año es un estado en el que la tristeza, la insatisfacción y la presión por sentirse feliz aumentan.
Son frecuentes los episodios de ansiedad y depresión, con muchos miedos y posibles decepciones. El síndrome de fin de año se puede utilizar para describir una serie de síntomas o sensaciones que algunas personas experimentan durante la temporada de fin de año, que generalmente incluye diciembre y la transición al nuevo año.
Estas son algunas de las manifestaciones que pueden tener…
Aumento de la carga de estrés: Este se presenta por aumento de la presión social que sienten algunas personas debido a las responsabilidades sociales, regalos, eventos y celebraciones.
Ansiedad: Caracterizada por preocupación por el futuro, la necesidad de establecimiento de metas para el próximo año y por la evaluación del rendimiento del año que está finalizando.
Melancolía o tristeza: Algunas personas entran en una fuerte reflexión sobre los eventos negativos que vivieron durante el año, las pérdidas personales o la sensación de que no se han logrado metas.
Insomnio o cambios en el sueño: Puede haber dificultad para conciliar el sueño debido a la preocupación y la reflexión.
Sensación fuerte de presión social: Expectativas sociales y familiares pueden generar presión adicional.
En cuanto a estadísticas específicas sobre el «síndrome de fin de año» en México, no hay datos oficiales debido a su naturaleza informal y no médica. La experiencia de estas sensaciones puede variar ampliamente entre las personas.
¿Cómo prevenirlo?
Para prevenir o manejar el estrés asociado con la temporada de fin de año, aquí hay algunas sugerencias:
- Establecer límites: Aprender a decir no y establecer límites claros para evitar el exceso de compromisos.
- Gestionar expectativas: Ser realista sobre las expectativas personales y sociales para reducir la presión.
- Cuidado personal: Priorizar el autocuidado, incluyendo descanso, ejercicio y actividades relajantes.
- Comunicación: Hablar con amigos, familiares o profesionales de la salud sobre las preocupaciones puede ayudar a aliviar el estrés.
- Planificación: Organizar y planificar eventos y tareas con anticipación puede reducir la sensación de presión por todas las actividades que se tienen que hacer el fin de año.
- Evitar comparar los resultados con los de otras personas: A menudo nos olvidamos de tener en cuenta los procesos de los demás y nos menospreciamos a nosotros mismos. Busca, en cambio, usar el ejemplo como inspiración».
- Reflexionar sobre los logros y mostrar gratitud: No centrarse en lo que no has conseguido, sino en los retos que se han superado. Ser comprensivo con nuestros límites y, si no estamos contentos con el ahora, reflexiona sobre lo que se puede cambiar. Debemos cuidar no generar y poner atención a los pensamientos crueles hacia nosotros mismos.
«Si se experimentan síntomas más graves de ansiedad, depresión u otras dificultades emocionales, es importante buscar ayuda profesional».
Mario Citalán. Médico cirujano con especialidad en el Tratamiento de las Adicciones. Tiene más de 20 años de experiencia en la atención y cuidado de la salud mental y terapéutica para trastornos mentales y emocionales.
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