Tony Karam
Presidente y fundador de Casa Tibet México. Organizador de las visitas de Su Santidad el XIV Dalai Lama a México. Uno de los más importantes especialistas entorno al budismo y el Tibet en el mundo y promotor de diversas iniciativas orientadas a la mejoría de la condición de vida del hombre. Es Lic. en Estudios Budistas por la Naropa University, Boulder, Colorado.
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Pueden haber ciertas personas en tu vida hoy, quizá inclusive cerca de ti, en tu hogar, en tu oficina o familia con los que te encuentras molesto y te causan frustración o que literalmente concibes que te están volviendo loco.
El último año muchas de nuestras relaciones se han visto complicadas y quizá tensadas o violentadas consecuente a las imposiciones que han acompañado a este tiempo de pandemia, de trabajo en casa, de hacinamiento con los hijos, la pareja y algunos miembros cercanos de nuestra familia o círculos afectivos. Esto puede causar fricciones y desencuentros, así como resentimientos y enojos. En añadidura, ya que transitamos por un tiempo tan estresante de incertidumbre económica y nerviosismo, producto del temor que acompaña a la posibilidad de enfermar, sufrir o morir, muchos de nosotros nos sentimos más irritables o impacientes tanto con nosotros mismos como con otros.
¿Qué es la bondad?
La bondad amorosa en la tradición contemplativa y del entrenamiento mental del Budismo se concibe como un medio hábil upaya en la lengua sánscrita, un instrumento dirigido a la posibilidad de reorientar a nuestros pensamientos, palabras y acciones hacia el alivio del sufrimiento y la prevención de las causas que lo propician y detonan.
La bondad amorosa implica abrir nuestros corazones hacia los demás, con paciencia y atención dirigidas a nuestros sentimientos dolorosos como los de otros.
Cuando estamos molestos con alguien es importante en primera instancia reconocer la presencia de este sentimiento, poner atención en el mismo, explorarlo en nuestra mente y cuerpo. Podemos inclusive decirnos a nosotros mismos “me encuentro molesto, enojado, violentado. Estoy luchando con este sentimiento o sensación”
Sé responsable de lo que sientes
Un principio esencial de la psicología budista se centra en reconocer que somos cada uno de nosotros responsables de nuestros sentimientos, aunque alguien haya hecho algo dañino o lastimoso, nosotros somos finalmente responsables de nuestras respuestas a esas acciones. Nuestros sentimientos son nuestros sentimientos y solo nosotros podemos atenderlos.
Ahora esto no quiere decir evidentemente que dejemos que otras personas nos lastimen. Si son peligrosos o representan peligro y daño para nosotros debemos protegernos y distanciarnos. Pero si son simplemente frustrantes, o parecen no escucharnos o nos molestamos con ellos por estar en desacuerdo con sus puntos de vista entonces podemos emplear nuestra sabiduría para entender que lo que otros hacen y como lo hacen no depende de nosotros y como como nosotros también estos desean en realidad ser felices y dejar de sufrir.
Todo individuo, aun el peor entre nosotros desea ser feliz, ser amado, contar con paz y contentamiento, aunque no sepamos cómo lograr estas metas y objetivos. Así entonces, al atender a nuestro cuerpo y nuestra mente podemos extender la bondad hacia la persona difícil.
Extender nuestro corazón implica ser paciente y bondadoso, no significa olvidar como has sido tratado o que sucedió con tu amigo o el miembro de tu familia. Lo que permite es entender nuestras emociones comprender con claridad nuestras reacciones para ver a la situación con claridad y no de forma parcial o auto centrada. Así podremos elegir como responder en vez de hacerlo movidos por el hábito o la inercia de la emoción aflictiva. Recordemos el viejo adagio que afirma muy claramente: “El que se enoja pierde”, porque pierde claridad mental, capacidad de discriminación y por lo tanto objetividad.
En oposición a reaccionar movidos por los hábitos podemos usar la sabiduría para elegir la mejor estrategia de acción, la menos dañina, la más constructiva. Quizá podemos elegir hablarle a esta persona o reconocer la responsabilidad que tenemos en el conflicto. Sin embargo lo que sea que elijamos vendrá de una mente calma y clara y por tanto bondadosa y pacífica.
Practica:
Preámbulo de pacificación y relajación
Traer la atención al corazón con al intención de conectar con uno mismo, establece esta conexión imaginando te ves al espejo y quizá te observas en tu forma de niño. Así repite hacia ti la siguiente frase 3 veces:
Pueda ser paciente, pacífico y feliz
Ahora conecta con la otra persona, la que te genera frustración y dedícales esta frase 3 veces:
Te libero de mis expectativas y demandas
Ahora mantén la conexión con esta persona e inclúyete a ti mismo mientras en silencio obsequias este deseo tanto a ti mismo como al otro:
Podamos tener paz y ser felices.
¿Hay alguna herramienta introspectiva que nos enseñe a cultivar y fortalecer el corazón bondadoso en nuestras vidas?
La tradición budista tibetana nos ofrece una práctica de meditación muy poderosa para el cultivo de la mente altruista, amorosa y compasiva. Se denomina la práctica de los 4 puntos para igualar e intercambiar el uno por el otro:
Igualar al uno con los otros. Hallan el elemento que vincula a todos los seres sensibles, la búsqueda de la felicidad y la trascendencia del sufrimiento. En estos todos somos iguales.
Reflexionar sobre las desventajas de la mente autocentrada y egoísta.
Explorar las ventajas de la mente altruista.
Intercambiar el uno con el otro, transitar del “homo sapiens” al “homo empaticus” aprender a ponerse en los zapatos de otros.