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2024-11-14 20:59:04
cómo discutir en pareja Cómo tener mejores discusiones

¿Cómo tener mejores discusiones?

Muchas veces tenemos la razón pero al momento de discutir la perdemos, por no saber cómo tener mejores discusiones. Mario Guerra, nos dice cómo transformar los pleitos en conversaciones útiles que generen cambios reales con nuestras parejas. ¿CÓMO TENER MEJORES DISCUSIONES? ¿Cuando discutes con alguien empiezas a levantar la voz o dices cosas que acaban […]

octubre 18, 2022

Muchas veces tenemos la razón pero al momento de discutir la perdemos, por no saber cómo tener mejores discusiones.

Mario Guerra, nos dice cómo transformar los pleitos en conversaciones útiles que generen cambios reales con nuestras parejas.

¿CÓMO TENER MEJORES DISCUSIONES?

¿Cuando discutes con alguien empiezas a levantar la voz o dices cosas que acaban por empeorar todo? Lo más probable es que lo tuyo tenga remedio si pones en práctica alguna de las herramientas que vamos a darte acá.

Parecen simples, pero la fuerza de los hábitos arraigados te puede arrastrar de nuevo al vórtice de la desesperación y hacer que una discusión se descarrile y acabe en pleito.

¿POR QUÉ DISCUTIMOS?

Normalmente porque tenemos versiones o puntos de vista distintos acerca de alguna cosa y entonces queremos defender nuestras perspectiva a través de demostrarle a la otra persona que tenemos la razón y que ella está equivocada. La cuestión es que la otra persona quiere hacer exactamente lo mismo.

¿CÓMO SE DESCARRILA LA DISCUSIÓN?

Es inevitable que en las discusiones haya emociones involucradas, lo que no ayuda es que sean las emociones las que predominen en una discusión o que estas se lleven a los argumentos.

Esto es muy común que suceda cuando hay muchos temas no resueltos dentro de una relación. Una discusión acerca de la mermelada se puede volver una oportunidad para ganar al otro, demostrarle que se equivoca o simplemente para descargar todo el enojo acumulado.

¿POR QUÉ NOS ATASCAMOS EN UNA DISCUSIÓN?

Básicamente porque no estamos de acuerdo o porque estamos esperando que la otra persona nos dé la razón.  Pero el verdadero problema es que nos olvidamos de averiguar cuál es la verdad y cada uno se enfrasca en su perspectiva como si lo fuera. Y aunque alguien pueda tener parte de razón en un conflicto, el empeño en demostrarlo es tan intenso que eso mismo crea el descarrilamiento.

¿CUÁL ES EL PROBLEMA CON UNA MALA DISCUSIÓN?

Que cuando anteponemos las emociones a la razón se dicen muchas cosas que pueden lastimar o se toman actitudes inadecuadas. Esto puede lastimar profundamente una relación porque se tiene la creencia de que lo que se dice en un estado emocional desbordado es lo que verdaderamente se siente y muy frecuentemente es una distorsión o exageración de esas emociones. Por ejemplo:

  • “Te odio” podría equivaler a “me siento muy frustrado”
  • “Quiero que te largues” puede ser en realidad un “Ya no sé que hacer con esto que nos pasa” o “Necesito un momento de paz”.
  • “Ya te gustó verme la cara de idiota” podría ser: “Necesito que me tomes en serio y me respetes”

Si se guarda lo que se siente se va acumulando resentimiento y eso después puede resultar en la ruptura de una relación por un detonador menor o algo sin importancia. Si tienes malas experiencias al discutir, lo más probable es que acabes por considerar que todas las discusiones son hostiles e intelectualmente improductivas y que por lo tanto son algo que debe evitarse.

Esto sólo agrava los problemas porque, aunque aparentemente te ahorraste una discusión, es muy probable que acabes actuando tu hostilidad de una forma pasiva dentro de la relación.

¿CÓMO TENER MEJORES DISCUSIONES?

Una precondición es hacernos una pregunta: ¿Esta discusión vale la pena? Discutir acerca de cuántas horas es saludable dormir, lo buena o mala que estuvo la película que acabamos de ver o si deberían o no existir los acuarios entre dos personas que no son expertos en sueño, críticos de cine profesionales o biólogos marinos, y discutir al grado de acabar arruinando una velada, peleando, insultándose o rompiendo una amistad, ¿vale la pena?

Probablemente quien está interesado en defender una creencia sienta que sí, pero eso no significa que esté defendiendo la verdad, sino su creencia que puede corresponder o no con la verdad o puede hacerlo de manera parcial.

PASOS PARA TENER MEJORES DISCUSIONES

Evita iniciar o mantenerte en una discusión si no te sientes emocionalmente en equilibrio. Si desde antes sabes que estás sensible, volátil, estresado, con prisa o hasta con hambre o cansancio, evita entrar a una discusión. Si entraste en equilibrio, pero te suele pasar que a media discusión te descompones es porque quizá te falta:

Hacer una pausa. Una pausa de unos cuantos segundos cuando se siente que las emociones se están desbordando, es suficiente para la mayoría de las personas para recobrar el equilibrio. Si es necesario, pide una pausa más larga.

Prepararte para sentir los argumentos del otro como ataque. El sesgo egocéntrico hace que nos tomemos las cosas demasiado personales y esto hace que el que una persona no esté de acuerdo con nuestra perspectiva, o incluso nos lleva la contraria, se sienta como un ataque directo.

Un intento por parte de alguien de cambiar tus creencias se sentirá como un ataque o una imposición, especialmente cuando tu creencia es importante para ti. ¿Para qué te digo esto? Porque si sabes que va a “doler”, puedes anticiparte a ese dolor para no reaccionar como si realmente te estuvieran lastimando.

Traducir los ataques directos. Como dije, no siempre lo que se dice al calor de las emociones es lo que se quiere decir o lo que verdaderamente siente la otra persona.

Eso es especialmente importante con personas con las que puedas tener una relación continúa o emocional. Por ejemplo, si la otra persona dice que “no sabes nada”, “que eres un imbécil” o que “siempre te equivocas”, sabes que quien está hablando es su frustración.

No se trata de que le des la razón en los insultos, se trata de que no te enganches con ellos y le devuelvas otros o le agredas de otra manera lo cual acabará por crear un conflicto mayor.

Puedes responder: “Entiendo que me digas que soy un imbécil porque te estás sintiendo muy frustrado porque no encuentras la manera de convencerme de lo que me dices, pero te pido por favor que evites insultarme y que de verdad hagamos una pausa para que cada uno valore los argumentos del otro”.

Enfócate en tratar de entender los argumentos del otro en vez de querer imponer los tuyos.

Usa la curiosidad ¿Cuál es tu objetivo en esta discusión? Regañar, ganar, silenciar, humillar, escuchar, comprender, llegar a la verdad, intercambiar opiniones…

¿Cuál es el punto de vista del otro? ¿Cómo piensa, qué cree, desde dónde está hablando, le cuesta admitir errores, te cuesta a ti, cuáles son sus argumentos, con cuáles estás de acuerdo, con cuáles no?

Sé humilde. Aunque el sesgo egocéntrico te diga que eres el centro del universo y que la otra persona es terca porque te quiere perjudicar o que vive para hacerte la vida imposible, la realidad es que la otra persona sólo está defendiendo una creencia o argumento que cree que vale la pena defender. Igual que tú. Evita insultar, burlarte o cantarle al otro tu supuesto “triunfo” como evidencia de que siempre se equivoca.

Siempre que entres a una discusión hay una probabilidad de que la otra persona tenga mejores evidencias o argumentos que tú y debes estar preparado para poder decir genuinamente: “¿Sabes qué?, tienes razón”. Asume incluso que a veces no van a estar de acuerdo, pero que quizá ninguno de los dos tenga toda la razón o simplemente que cada uno tenga una opinión distinta.

Discúlpate y empatiza. A lo mejor no crees que sea necesario disculparte con el otro o no lo quieras hacer hasta que la otra persona lo haga primero.

Vale la pena disculparte por interrumpir, por no estar realmente escuchando (por estar fraguando tu contraataque) o hasta por haber dicho algo pasivo agresivo, levantado la voz o hacer un comentario innecesario u ofensivo. Recuerda que normalmente la persona con la que estás discutiendo es muy probable que sea una buena persona que está teniendo un mal día.

Empatiza diciendo algo como: “Entiendo que esto es muy importante para ti y entiendo que lo defiendas con esa energía”, “Creo entender que debes sentirte con mucha frustración”, “Veo que estás molesto o alterado y no creo que debamos llegar a esto”, “Probablemente en este momento me sientes que me estás odiando por no estar de acuerdo contigo”, “Tal vez en este momento desearías que desapareciera de tu vida y no te culpo por sentirte así”.

Piensa a futuro. El pasado no lo vas a cambiar. Discúlpate por lo que proceda y deja de machacar al otro los errores o fallos que pudo haber cometido. Para la cantaleta.

Piensen qué pueden hacer en el futuro para evitar caer en el mismo problema. Ofrece o pide ajustes en la relación o trata de tomar medidas para evitar en el futuro volver a discutir de una manera hostil.

¿Y si realmente la persona con la que discuto es terca y no está dispuesta a ceder?

Entonces eso nos lleva de vuelta a la precondición antes de los 4 pasos: ¿Vale la pena discutir con esta persona?

EN RESUMEN… ¿CÓMO TENER MEJORES DISCUSIONES?

El objetivo de discutir es hacer que alguien crea algo y para hacer eso, debes ofrecerle razones para que se mueva solos en esa dirección o, más precisamente, que se le ocurra ir por ese camino. Eso es lo que es cambiar la mente de alguien.

Fuente: Mario Guerra. Tanatólogo, conferencista y Business Coach. TW: @marioguerra

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